Actividad 19. Gestión de conflictos en el aula.
¡Hola de nuevo! En esta entrada voy a hablar de los conflictos en el aula, algo que es inevitable de por sí debido a la diferencia de opiniones, ideales, filosofías de vida y formas de actuar según qué contexto.
Si estamos en clases con preadolescentes es probable que la frecuencia de conflictos sea más amplia que si nos encontramos en una clase de bachillerato o de formación profesional. Esto es así, porque la etapa preadolescente es una fase de la vida caracterizada por la incertidumbre, la contradicción, la crítica constante a las familias, profesores y compañeros, y sobretodo, por la labilidad emocional (nerviosismo, ansiedad, inquietud, irascibilidad).
Es cierto que hay temas que suscitan más debates y por ellos más conflictos como la religión, la sexualidad o a veces, la política y la economía entre los jóvenes. Pero al margen de la temática debemos fijarnos en los casos de acoso o bullying que todavía siguen siendo una lacra en la sociedad educativa y este problema es capaz de atravesar las barreas del aula y del centro.
Para evitar conflictos en el aula hemos de realizar o seguir las siguientes pautas: 👂👌
Adoptar un papel imparcial y mediador entre un conflicto intergrupal o entre personas intentando razonar las cosas en la medida de lo posible y no etiquetar o realizar juicios de valor en el mismo.
Conocer bien a los estudiantes y sus dinámicas de actuación en al aula, es decir, identificar perfiles en el mismo o roles en el seno de un grupo, quién es el líder, quién el ejecutor, quién el blanco de bromas o burlas, quién el apático. Conociendo esta jerarquía podemos adelantarnos a la generación de un conflicto.
Crear grupos heterogéneos a la hora de realizar una actividad grupal y no poner a dos archienemigos en el mismo grupo, ya que la cosa generalmente acabará mal.
Actuar en clases con condicionamiento operante, es decir, emplear dinámicas con refuerzos positivos y negativos si queremos que una conducta se extinga o se mantenga en el tiempo.
Un conflicto que se me ha ocurrido (un tema quizá un poco delicado) es una discusión generada por el tema que estamos tratando en la clase de ciudadanía sobre ''Maltrato animal doméstico''. Alberto, un alumno digamos popular en clase, con una buena aceptación social por parte de sus compañeros, ha dicho que su padre es cazador y que esta acostumbrado a vivir con perros de caza y que en ciertas ocasiones, cuando no obedecen o se encuentran mal por alguna herida o lesión los encierra y aísla por no ser ''funcionales''. Él lo ve como algo normal y con un sentido lógico. Pero en el momento de la aplicación, Cristina, una alumna idealista, reflexiva y firme defensora de sus ideales y convicciones, ha perdido el control y le ha gritado ''tu padre es un maltratador y un posible asesino'' y ahí ha estallado el conflicto.
La forma de solucionarlo que he tenido, ya que no he sido capaz de preverlo y adelantarme a él. Es demostrándoles que no se puede debatir con insultos, ni con faltas de respeto, ni con que puedan herir a las otras personas. Para condenar un acto debemos de usar otro lenguaje, aunque no estemos de acuerdo con esa persona. Al final Cristina le ha pedido perdón por las formas de argumentar su opinión pero no está de acuerdo con el comportamiento de su padre.
Y hasta aquí mi visión y resolución de los conflictos. Nos vemos en la próxima entrada 👋
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